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martes, 19 de noviembre de 2013

"La trama"

Un inspector de la policía de Nueva York se toma la justicia por su mano al matar a sangre fría al violador de una joven menor. Aunque resulta exculpado en el juicio, gracias en parte al apoyo del alcalde, es expulsado del cuerpo de policía. Siete años después, trabaja como detective privado. Cuatro días antes de las elecciones a la alcaldía, recibe el encargo del alcalde para investigar a su mujer, de la que cree que tiene un amante. 

Este es el argumento de esta película dirigida por Allen Hughes e interpretada por Mark Wahlberg, Russell Crowe y Catherine Zeta-Jones. Sin duda el director pretende recuperar la figura del detective, al que le persigue algún hecho oscuro de su pasado. Un perfil típico de las películas y series que en los años 70, que coparon las pantallas de nuestras casas. Mark Wahlberg, interpreta a este detective justiciero, que asediado de deudas, vive el día a día, fotografiando las traiciones amorosas de las parejas de sus clientes. Incluso aparece la figura de la secretaria deslenguada y fiel, que jamás abandona a su jefe y que se pasa el día reclamando a sus clientes el pago de la tarifa de sus escabrosos trabajos. En este aspecto, la película logra recordar la época dorada de las series de detectives. 
A partir de aquí, la película juega con el argumento del juego de poderes dentro y fuera del ayuntamiento. Se mezclan los intereses urbanísticos, con las rivalidades entre los que antes fueron aliados, como sucede con el jefe de policía, la necesidad de presentar buenos argumentos económicos y una gestión saneada para lograr ganar unas elecciones que volverían a situar al alcalde en la cúspide del poder. Es una película entretenida, algo manida en su argumento, con ciertos claro oscuros en el guión que hacen de ella un producto apreciable pero olvidable. Con un buen ritmo y una actuación equilibrada de los tres protagonistas, la película se deja ver, pero se pierde en el intento de crear un thriller de calidad.