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jueves, 5 de noviembre de 2015

"Ray Donovan" - Temporada 3

Y ya van tres temporadas de una de las series que más me gustan y más me atrapan en la actualidad. Como premisa, decir que todos los problemas, rencillas, meteduras de pata, complicaciones o sucesos que se dan alrededor de la familia Donovan me tienen absolutamente atrapado. La capacidad de los creadores de la serie, de dificultar la vida de los protagonistas, se solventa con un guión duro pero convincente. Han sido capaces de realizar una serie con un entramado impecable y sobre todo lleno de grandes caracteres, representados en unos personajes sólidos y con mucho recorrido. En su tercera temporada, la estructura de la serie se ha complicado con nuevos personajes que parece, que han llegado para quedarse y han enriquecido y aumentado las expectativas de sus creadores.
Pero vayamos por partes, porque las tramas se complican, se entrecruzan y ponen en situaciones de vida o muerte a los protagonistas hasta niveles insospechados. Por un lado Ray Donovan comienza a relacionarse con un millonario personaje y su hija, interpretados por unos magníficos Ian McShane y Katty Holmes. La posibilidad de entrar a participar en una operación inmobiliaria en relación a la compra de un equipo de fútbol americano,  será demasiado atractiva para dejarla pasar, pero para ello tiene que pagar un peaje. Por otro lado, su hermano Bunchy, tras superar su pasado en la infancia, conoce a una luchadora mejicana, con la que contraerá una compleja y definitiva relación. El parkinson de Terry se complica y Ray y su mujer deciden convencerle para que viva con ellos, entrando en su compleja vida familiar, en la que la hija de Ray, Bridget, toma un fuerte protagonismo al enamorarse de su profesor de matemáticas. Como plato fuerte, tenemos a  Mickey Donovan que junto a su hijo, Daryll se complica en un negocio de prostitución y tráfico de drogas, por el que se enfrenta a la temible mafia armenia. Si a esto unimos la aparición del exdirector del FBI, al que Ray hundió su carrera, tenemos un cocktel tan explosivo que hace de esta temporada un producto altamente adictivo. Y por si fuera poco, para terminar, los creadores de la serie no sorprenden con la inclusión de un sacerdote católico, cuya misión es recuperar a las personas que han sufrido en su infancia abusos de sacerdotes. Su corta participación en la serie, implicará sobremanera al personaje de Ray, tocándole en sus entrañas sus recuerdos más oscuros y atenazando su total enemistad con la Iglesia
Concluyendo, recomiendo esta serie, con rotundidad. Ray es un personaje complejo. Herido por un pasado muy duro. Por amor a la familia o simplemente por el hecho de querer controlar todo lo que sucede a su alrededor, le lleva a responsabilizarse de todo y todos, a veces sin llegar a enfatizar con lo que hace. También hay momentos buenos. La relación con sus hermanos, le hace sobrevivir a situaciones complejas, aunque muchas veces le llevan a enfrentarse con los de su propia sangre. El descontrol es lo que le pone nervioso y sin embargo, es su profesión. Controlar, arreglar entuertos de la manera que sea necesario. Y aún así muestra debilidad. El alcohol, sus recuerdos, sus deseos de medrar, sin saber con que fin. Un personaje sólido para una serie dura, sin complejos y sin medias tintas. Los problemas crecen para una familia más desunida que nunca, pero la sangre de los Donovan está por encima de todo. Francamente una serie imprescindible.

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